A finales de septiembre de este 2023, entrará en vigor la nueva Ley de Bienestar Animal. Una norma que pretende mejorar la protección y el trato de los animales domésticos en España.
La ley, impulsada por el Ministerio de Asuntos Sociales y Agenda 2030, ha sido aprobada por el Congreso y el Senado tras un largo y polémico proceso legislativo.
Una norma más protectora y restrictiva

La nueva ley introduce numerosos cambios que afectan tanto a los dueños actuales de mascotas como a los que quieran adoptar o comprar un animal en el futuro. Algunos de estos cambios son:
- Se prohíbe la cría de animales domésticos por parte de particulares, salvo que cuenten con una autorización administrativa específica.
- La Ley de Bienestar Animal prohíbe la venta de animales en tiendas. Esto salvo que se trate de establecimientos autorizados y especializados en la venta de animales domésticos.
- Prohíbe también la tenencia y cría de animales exóticos o silvestres como mascotas. Salvo que se trate de especies incluidas en un “listado positivo” que aún está pendiente de elaborar.
Otros aspectos que cubre la ley
- Se endurecen las sanciones por maltrato o abandono animal, que podrán llegar hasta los 10.000 euros o incluso la inhabilitación para tener animales.
- Establece la obligatoriedad de esterilizar, vacunar e identificar a las mascotas, así como de practicarles la eutanasia cuando sea necesario por motivos sanitarios o humanitarios.
- Se limita el tiempo que los animales pueden estar solos en casa a un máximo de cuatro horas al día. Esto excepto que se disponga de un cuidador o un sistema de vigilancia adecuado.
- Exige la realización de un curso para los dueños de perros, así como una evaluación del comportamiento de los canes considerados potencialmente peligrosos.
- Propone la reconversión de los zoológicos en centros de cría y conservación de especies autóctonas en peligro de extinción.
Una ley con luces y sombras

La nueva Ley de Bienestar Animal ha sido recibida con opiniones encontradas por parte de los diferentes sectores implicados. Por un lado, las asociaciones animalistas han celebrado la aprobación de una norma más avanzada y protectora que la anterior, que data del año 2007.
Según estas organizaciones, la ley supone un paso adelante en el reconocimiento de los derechos y las necesidades de los animales. Así como en la prevención y el castigo del maltrato y el abandono.
Por otro lado, algunos colectivos profesionales y aficionados a los animales han mostrado su rechazo o su preocupación por algunos aspectos de la ley. Por ejemplo, los criadores y vendedores de animales han criticado las restricciones y requisitos que se imponen a su actividad, que consideran excesivos e injustificados.
Asimismo, los dueños de animales exóticos o silvestres han expresado su temor por no poder seguir teniendo a sus mascotas si no están incluidas en el listado positivo. También han surgido dudas sobre la efectividad y el coste de algunas medidas, como los cursos para tener perro o la reconversión de los zoológicos.
Finalmente, hay que señalar que la ley ha dejado fuera a algunos animales que también merecen protección y respeto, como los animales salvajes, los animales utilizados para fines científicos o los animales empleados en actividades cinegéticas o taurinas. Estos últimos han sido excluidos expresamente del ámbito de aplicación de la ley tras una intensa negociación entre los partidos políticos.
Una Ley de Bienestar Animal con margen de mejora
La nueva Ley de Bienestar Animal supone un avance importante en la legislación española sobre esta materia, pero también presenta algunos aspectos mejorables y pendientes de desarrollo.
Por ello, es necesario que se realice un seguimiento y una evaluación periódica de su aplicación y sus efectos. Así como que se mantenga un diálogo abierto y constructivo entre todos los agentes implicados: administraciones públicas, asociaciones animalistas, profesionales del sector, dueños de mascotas y ciudadanía en general.
Solo así se podrá garantizar que la ley cumpla con su objetivo de proteger y garantizar el bienestar de los animales domésticos, que son seres vivos que sienten y sufren, y que forman parte de nuestra sociedad y de nuestra familia.