El caso de Los Almendros fue uno de los casos más atroces y conmocionantes de la historia reciente de España.
Ocurrió en marzo de 2002 en el barrio de Los Almendros, en Almería, donde una niña de 7 años llamada Rocío fue secuestrada, torturada y asesinada por su tía y otros tres familiares.
Día de la desaparición
La niña desapareció el día 13 de marzo cuando salió del colegio y se dirigió a casa de su abuela. Allí la esperaba su tía Rosario, que la engañó para que la acompañara a su casa.
Una vez allí, la sometió a un calvario de más de dos horas, en las que le quemó con ácido, le asestó 36 puñaladas y le golpeó la cara. Finalmente, la ahogó en un barreño lleno de agua.

Asesinos involucrados en el Caso Los Almendros
En el crimen participaron también el marido de Rosario, José Antonio, que se suicidó al día siguiente; el hermano de Rosario, Francisco Javier; y la esposa de éste, María del Carmen.
Los cuatro actuaron por celos y envidia hacia Rocío, que era más guapa y querida que su prima Sandra, hija de Rosario.
Los asesinos intentaron deshacerse del cadáver envolviéndolo en una manta y arrojándolo a un contenedor. Sin embargo, la policía lo encontró al día siguiente gracias a una llamada anónima.
Los sospechosos fueron detenidos y condenados a penas de entre 18 y 25 años de prisión.
Decisión del Tribunal en el Caso Los Almendros
El tribunal popular declaró culpables a los cuatro acusados por unanimidad y les impuso las siguientes penas: 25 años para Rosario, la tía y autora material del crimen; 18 años para Francisco Javier, el hermano de Rosario; 20 años para María del Carmen, la esposa de Francisco Javier; y 18 años para José Antonio, el marido de Rosario, que se suicidó al día siguiente del crimen.
El caso causó una gran indignación y repulsa en la sociedad española, que se movilizó para pedir justicia y apoyar a la familia de Rocío.
Se organizaron manifestaciones multitudinarias, se crearon asociaciones contra el maltrato infantil y se impulsaron reformas legales para endurecer las penas por este tipo de delitos.

¿Por qué el caso de Los Almendros volvió a las noticias?
El crimen de Los Almendros volvió a la actualidad en 2018, cuando otro niño, Gabriel Cruz, fue asesinado en Almería por la pareja de su padre, Ana Julia Quezada.
Ambos casos presentaban similitudes: una mujer que mata a un menor por celos, que participa en su búsqueda y que intenta ocultar el cuerpo. La opinión pública volvió a reclamar justicia y memoria para las víctimas inocentes.
El caso de Gabriel Cruz fue uno de los sucesos más impactantes y mediáticos de España en 2018. Se trata del asesinato de un niño de 8 años que desapareció el 27 de febrero en Las Hortichuelas, una pedanía de Níjar, en Almería.
El cuerpo del menor fue hallado el 11 de marzo en el maletero del coche de Ana Julia Quezada, la pareja de su padre, que confesó ser la autora del crimen.
Desaparición de Gabriel
La desaparición de Gabriel movilizó a miles de personas que se sumaron a la búsqueda y mostraron su solidaridad con la familia. Se creó el lema «Todos somos Gabriel» y se difundió la imagen de un pez, que era el dibujo favorito del niño.
La madre de Gabriel, Patricia Ramírez, pidió que no se propagara el odio y que se recordará al niño con amor.
La investigación policial se centró en Ana Julia Quezada, que desde el principio mostró una actitud sospechosa y contradictoria. El 3 de marzo, ella misma encontró una camiseta blanca con ADN de Gabriel en una zona ya rastreada.
Detenciones
El 11 de marzo, fue detenida cuando trasladaba el cadáver del niño en el maletero de su coche desde una finca en Rodalquilar, donde lo había enterrado.
Quezada confesó que mató a Gabriel el mismo día de su desaparición, tras una discusión. Le golpeó con un hacha y lo asfixió con sus manos. Luego lo envolvió en una manta y lo trasladó a la finca.

Autopsia
La autopsia reveló que el niño murió por estrangulamiento y que presentaba golpes en la cabeza y lesiones en los brazos.
El juicio se celebró en septiembre de 2019 y contó con un jurado popular. La fiscalía pidió la prisión permanente revisable para Quezada por asesinato con alevosía, ensañamiento y aprovechamiento de las relaciones familiares.
La defensa alegó que se trató de un homicidio imprudente o, en su defecto, de un asesinato sin ensañamiento.
El jurado popular declaró a Quezada culpable por unanimidad y le atribuyó alevosía y ensañamiento. El tribunal la condenó a la pena máxima: prisión permanente revisable.
La sentencia fue confirmada por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en 2020 y por el Tribunal Supremo en 2021.