La reforma del modelo de financiación en Catalunya vuelve a estar en el centro de la agenda política tras años de enfoque en la independencia. Los partidos políticos muestran consenso en la necesidad de mejorar el sistema, pero difieren en las estrategias para lograrlo. Mientras el PSC aboga por desarrollar el Estatut, el PP propone una mejora del modelo español junto a otras comunidades. Por su parte, Junts y ERC plantean recaudar todos los impuestos al estilo del cupo vasco.
En este contexto, la propuesta de «financiación singular» presentada por ERC plantea que la Generalitat recaude todos los impuestos y entregue al Estado un cupo vasco para sufragar gastos como el Ejército, incluyendo una cantidad de solidaridad con las comunidades menos desarrolladas.
Uno de los puntos clave en el debate es el déficit fiscal de Catalunya, estimado en 22.000 millones de euros, derivado del desequilibrio entre lo que la región aporta en impuestos y lo que recibe en inversiones. Además, se destaca el compromiso del Estado de condonar 15.000 millones de deuda catalana a través del FLA, lo que supondrá un ahorro significativo en intereses para la Generalitat.
Por otro lado, se señala la baja inversión del Estado en Catalunya, con solo el 43,2% de las inversiones presupuestadas ejecutadas en 2022. Mientras se discute el modelo de financiación, los impuestos propios y cedidos de la Generalitat quedan al margen de las negociaciones. Se destaca que el IRPF en Catalunya es el más alto de España para las rentas bajas.
Finalmente, se menciona la presión de las comunidades gobernadas por el PP para reducir impuestos como el de sucesiones, lo que afecta a Catalunya dada la cercanía geográfica con regiones que han implementado rebajas fiscales. A pesar de los desafíos, la mejora del sistema de financiación sigue siendo una prioridad en la agenda política catalana.