El cambio climático no solo tiene consecuencias ambientales y sociales, sino también económicas. El aumento de las temperaturas por el calentamiento global y calor extremo afecta negativamente a la productividad, la salud, la agricultura y la energía, entre otros sectores.
Según un estudio publicado en Science Advances, entre 1992 y 2013 el mundo perdió una media de 15 billones de euros debido al calor extremo provocado por la crisis climática.

El impacto del calor en los trabajadores
Uno de los efectos más directos del calor extremo es el estrés térmico, que se produce cuando el cuerpo no puede regular su temperatura y se sobrecalienta. Esto puede causar síntomas como deshidratación, fatiga, mareos, golpes de calor e incluso la muerte.
El estrés térmico reduce la capacidad de trabajo y la concentración de los trabajadores ¿Consecuencias? Una menor productividad y calidad del trabajo, así como en un mayor riesgo de accidentes y errores.

Según un metanálisis publicado por The Lancet, el 35% de las personas que trabajan bajo estrés térmico sufren estos síntomas. Los sectores más afectados son los que realizan actividades al aire libre, como la construcción, la agricultura, el transporte o el turismo.
Estos sectores representan el 38% del empleo mundial y el 23% del PIB global. Se estima que el calor extremo ha provocado una pérdida de 153.000 millones de horas de trabajo en 2019, lo que equivale a unos 2.400 millones de euros.
El impacto del calor extremo en los ecosistemas y la agricultura
Otro efecto del calor extremo es el deterioro de los ecosistemas y los recursos naturales, que son esenciales para el bienestar humano y el desarrollo económico. El aumento de las temperaturas afecta a la biodiversidad, los ciclos del agua, el suelo, los bosques y los océanos.
Esto tiene consecuencias negativas para la provisión de servicios ecosistémicos como la polinización, la regulación climática, la purificación del aire y del agua, la prevención de la erosión o la recreación.
Uno de los sectores más dependientes de los ecosistemas es la agricultura, que se ve amenazada por el calor extremo y sus efectos asociados como las sequías, las plagas, las enfermedades o los incendios. El calor extremo reduce el rendimiento y la calidad de los cultivos, así como la disponibilidad y el acceso al agua y a los insumos agrícolas.

Esto afecta a la seguridad alimentaria, la nutrición, los ingresos y el empleo de millones de personas, especialmente en los países más pobres y vulnerables. Se calcula que el cambio climático podría empujar a unos 100 millones de personas a la pobreza extrema para 20305.
El impacto del calor en la energía y la infraestructura
El tercer efecto del calor extremo es el aumento de la demanda y la disminución de la oferta de energía, así como el deterioro de la infraestructura. Esta realidad aumenta la necesidad de refrigeración en los hogares, las oficinas, las industrias y los vehículos, lo que incrementa el consumo eléctrico y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Al mismo tiempo, el calor extremo reduce la eficiencia y la disponibilidad de las fuentes de energía convencionales como los combustibles fósiles o la energía nuclear, que dependen del agua para su funcionamiento.
Además, esta condición climática afecta a la infraestructura física como las carreteras, los puentes, las vías férreas o las redes eléctricas, que pueden sufrir deformaciones, roturas o fallos. Esto puede provocar interrupciones del servicio, pérdidas económicas, daños materiales y riesgos para la seguridad y la salud de las personas.
Una alternativa práctica: el aire acondicionado portátil
Ante este panorama, es necesario adoptar medidas urgentes para mitigar y adaptarse al cambio climático. Todo buscando reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentando la resiliencia de los sistemas socioeconómicos y ecológicos.
Una de las medidas que pueden contribuir a mejorar el bienestar y la productividad de las personas frente al calor extremo es el uso de sistemas de refrigeración eficientes y sostenibles, como el aire acondicionado portátil.
El aire acondicionado portátil es un dispositivo que se puede trasladar fácilmente de un lugar a otro, sin necesidad de instalación fija ni obras. Permite regular la temperatura y la humedad del ambiente, creando un clima confortable y saludable. Además, tiene ventajas como:
- Ahorro energético: esto porque consume menos electricidad que los sistemas convencionales, lo que supone un menor gasto económico y una menor huella ecológica.
- Flexibilidad: el aire acondicionado portátil se puede adaptar a las necesidades y preferencias de cada usuario, eligiendo la potencia, la velocidad, el modo o el temporizador.
- Versatilidad: se puede utilizar en diferentes espacios y situaciones, como el hogar, la oficina, el comercio o el ocio.
- Facilidad: son unidades fáciles de usar, de limpiar y de mantener, sin requerir de personal especializado ni de complicados procesos.

Por todo ello, el aire acondicionado portátil es una alternativa recomendable para combatir el calor extremo y sus efectos negativos sobre la economía mundial. Es momento de tomar medidas que, aunque pequeñas, resultan en un gran impacto para la economía y, especialmente, para el planeta.