La tecnología profunda o “Deep Tech” es un término que se usa para describir a las empresas que basan su modelo de negocio en innovaciones tecnológicas o avances científicos significativos. Estas empresas se enfrentan a desafíos complejos que requieren una gran inversión en investigación y desarrollo, y que pueden generar un gran impacto en la sociedad y el medio ambiente.
Algunos ejemplos de sectores que se engloban dentro de la tecnología profunda son la inteligencia artificial, la robótica, la biotecnología, el blockchain, la computación cuántica o la ciberseguridad.
Europa, líder en innovación
Según el informe State of European Tech 2021, las empresas europeas de tecnología profunda recaudaron unos impresionantes 20.000 millones de dólares en los primeros nueve meses de 2021. Más del doble que en todo el año 2020.
Entre las rondas más destacadas se encuentran la de Graphcore, que valoró al desarrollador de microprocesadores en 2.800 millones de dólares, y la de Exscientia, que recibió 100 millones de dólares de BlackRock para su plataforma de descubrimiento de fármacos basada en inteligencia artificial.
Estos resultados demuestran el potencial y el dinamismo del ecosistema europeo de tecnología profunda. Esta cuenta con el apoyo de inversores públicos y privados cada vez más interesados en este tipo de proyectos.
Por ejemplo, el inversor estatal francés Bpifrance anunció que aumentaría su fondo para startups basadas en investigación a 2.000 millones de euros desde los 1.300 millones anteriores.
También se han creado fondos específicos para la tecnología profunda, como el de Angular Ventures, que recaudó 80 millones de dólares para invertir en Europa e Israel. O, igualmente, Untitled Ventures, que levantó 100 millones de euros.
Los países más activos en tecnología profunda o “Deep Tech”
Dentro de Europa, los países que más destacan por su actividad en tecnología profunda son Francia, Alemania y Reino Unido. Estos representan el 60% del total de las inversiones.
Sin embargo, también hay otros países que están emergiendo como polos de innovación, como Suecia, Suiza o Israel. Además, hay una gran diversidad de sectores y aplicaciones, desde la agricultura y las ciencias de la vida hasta la energía verde y el espacio.
Los retos y las oportunidades
La tecnología profunda no está exenta de desafíos y riesgos. Algunos de ellos son la escasez de talento especializado, la regulación legal y ética, la protección de la propiedad intelectual o la competencia global.
Sin embargo, también ofrece enormes oportunidades para resolver problemas sociales y ambientales urgentes, como el cambio climático, la salud o la educación. Por eso, es fundamental que Europa siga apostando por impulsar y apoyar a sus emprendedores e innovadores en “Deep Tech”, que son los que pueden liderar la transformación digital del continente y del mundo.