Fast & Furious IX marca el principio del fin de una franquicia que, a lo largo de dos décadas, ha desafiado cualquier noción de verosimilitud dentro de su propio universo. Pero aún quedan un par de películas más antes que serán el cierre definitivo de la Saga, Fast & Furious X
Desde sus incios, esta saga ha ignorado las tendencias de la industria mientras se reinventa una y otra vez en busca de su propio camino. Aunque dista mucho del título original que presentó a delincuentes de buen corazón con gasolina, en vez de sangre en las venas, ‘A todo gas‘ (Rob Cohen, 2001), si uno la revisita, descubrirá que ya contenía las tres ideas fundamentales en torno a las cuales Vin Diesel ha decidido construir todo: coches rápidos, conductores furiosos y la importancia de la familia.
Louis Leterrier asumió la dirección de la décima entrega como un reemplazo casi improvisado debido a «diferencias creativas irreconciliables» entre Diesel y Justin Lin, arquitectos esenciales de esta extravagante feria rodante. Sin embargo, Leterrier ha sabido tomar el volante de este vehículo de acción pesado y, en el proceso, ha dado un poco de sentido a la trama que ya llevaba dos capítulos, aprovechando la inercia existente.

Si bien Leterrier no ha evitado que el elaborado guion de Justin Lin y Dan Mazeau siga siendo un épico sinsentido, esta película sigue siendo una despliegue de imposibles en la que todas tus fantasías tienen cabida, y eso tiene su parte buena, y la no tan buena. Pues, de todo esto se puede apreciar fácilmente un montón de agujeros sin explicación lógica, y si bien es cierto que el cine no tiene que ser estrictamente realista, al menos deberían preocuparse por engañarnos con un poco más de atención a los detalles.
En la película que viene, la trama se remonta directamente a los sucesos ocurridos en el episodio estrenado en 2011, aquel que demostró que todos salíamos ganando si las leyes de la física decidían abandonar a los ladrones de autos tuneados. Este nostálgico vistazo al pasado intensifica su condición de culebrón interminable.
Sin embargo, recordemos que ‘Fast & Furious IX’ no es simplemente una película, sino más de una hora de momentos que nos dejan preguntándonos «¿Y eso cómo pasó?», y a pesar de eso, se toma exageradamente en serio mientras se permite todas las licencias que serían censuradas en una reunión de ejecutivos con un poco de vergüenza.
La premisa de Fast & Furious X es “A lo largo de innumerables misiones que desafían lo imposible, Dom Toretto y su familia han demostrado ser más astutos, valientes y veloces que cualquier enemigo que se les haya cruzado. Sin embargo, ahora se enfrentan al adversario más letal que jamás hayan conocido: una amenaza aterradora que emerge del pasado, impulsada por una sed de venganza implacable y decidida a despedazar a la familia y destruir todo lo que Dom valora para siempre.”
Una fórmula que por alguna razón, sigue dando caña, hasta los límites de la realidad y lo absurdo se han desdibujado bastante en la novena entrega. Así que, seguramente en las películas finales, podríamos esperar un viaje en el tiempo o algo similar.