
Miles de tambores se dan cita en la plaza del pueblo de Calanda en el noreste de España y, al mediodía del Viernes Santo, comienzan a sonar al unísono, llenando todo el pueblo de un sonido increíble.
Miles de tambores se dan cita en la plaza del pueblo de Calanda en el noreste de España y, al mediodía del Viernes Santo, comienzan a sonar al unísono, llenando todo el pueblo de un sonido increíble.
La tamborrada dura hasta las dos de la tarde del día siguiente y, según cuentan los lugareños, no hay momento en que el pueblo esté en silencio.
No es raro ver las manos magulladas, con heridas y sangre, de los participantes después de un día completo de juego.