La multinacional cervecera holandesa Heineken ha anunciado este viernes que ha completado la venta de todas sus operaciones en Rusia al grupo industrial ruso Arnest, por un precio de compra simbólico de un euro.
La decisión pone fin a la presencia de Heineken en el mercado ruso, que inició hace dos décadas y que se vio afectada por la crisis política y económica derivada de la invasión rusa de Ucrania en 2022.
Razones del abandono
Heineken explicó que su salida de Rusia se debe a varios factores, entre los que destacan las dificultades para competir en un mercado dominado por las cerveceras locales, las restricciones legales y fiscales impuestas por el Gobierno ruso al sector cervecero, y las tensiones geopolíticas que han deteriorado las relaciones entre Rusia y Occidente.
La compañía señaló que, desde que comenzó la guerra en Ucrania, uno de sus principales objetivos ha sido el cuidado de sus empleados, clientes y proveedores en Rusia, y que por eso buscó una solución responsable para salir del país. Sin embargo, el proceso se demoró más de lo esperado debido a la complejidad de la negociación y a la necesidad de obtener las aprobaciones requeridas por las autoridades rusas.
Detalles de la venta
La venta de Heineken en Rusia incluye sus siete cervecerías y sus 1.800 empleados, a los que se les garantizará su puesto de trabajo durante los próximos tres años. El comprador es el grupo Arnest, un conglomerado de empresas de envases, productos para el hogar y cosméticos, que no figura en las listas de sancionados por la guerra.
El acuerdo establece que Heineken recibirá un euro simbólico por el 100% de sus acciones en Rusia, así como el pago a plazos de unos 100 millones de euros de deuda corporativa. Además, Heineken eliminará progresivamente el comercio de la marca Amstel, propiedad suya, en un plazo de seis meses, y concederá una licencia de tres años para otras marcas regionales más pequeñas.
La compañía afirmó que no proporcionará soporte de marca ni recibirá ingresos, regalías ni honorarios de Rusia, y que no existe ninguna opción de compra para regresar al país.
Pérdidas y consecuencias
La operación supondrá unas pérdidas acumuladas totales esperadas de 300 millones de euros para Heineken, que reconoció que “es muy duro decirle adiós a sus colegas en Rusia”. La cervecera neerlandesa se suma así a otras multinacionales que han abandonado o reducido su presencia en Rusia debido a la situación política y económica, como Carlsberg, Danone, Uniper o Fortum.
La salida de Heineken también tendrá un impacto en el mercado cervecero ruso, que perderá una de las pocas marcas internacionales que operaban en el país. Según datos del Ministerio de Agricultura ruso, el consumo per cápita de cerveza en Rusia ha caído un 40% desde 2008, debido al aumento de los impuestos, la prohibición de la publicidad y la competencia de otras bebidas alcohólicas.
Además, el sector se enfrenta a una mayor intervención estatal, como lo demuestra la reciente expropiación de la filial rusa de Carlsberg por parte del Gobierno.