Los residentes confrontaron al alcalde de Ámsterdam sobre un controvertido plan para trasladar el trabajo sexual legal del histórico Barrio Rojo de la ciudad a un "centro erótico" suburbano.
En un salón de reuniones en el sur de la ciudad, cientos de lugareños enojados que no quieren un "megaburdel" en la puerta de su casa se unieron a trabajadoras sexuales que quieren quedarse en sus cabinas de neón rojo.
En medio de la fila está la alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, que se apega a un plan que parece gustar a poca gente.
"No es posible", dijo entre lágrimas una madre en la reunión en el sur de Ámsterdam, cerca de uno de los tres sitios que Halsema ha propuesto para el centro erótico de 100 habitaciones.
Mientras tanto, las trabajadoras sexuales insisten en que quieren quedarse en el Barrio Rojo de "Wallen", y que están siendo el chivo expiatorio de las denuncias sobre delincuencia, embriaguez y abuso de drogas en la zona.
"El alcalde dice que solo somos una atracción turística y que la gente viene y se ríe de nosotras", dijo después de la reunión una trabajadora sexual que se identificó como Michelle. "Ese no es el caso".
El tema se ha convertido en una batalla por el futuro de Ámsterdam, que intenta despojarse de su imagen de "ciudad del pecado" y aliviar el impacto del turismo de masas, manteniendo su alma.
Podrían pasar varios años antes de que tome forma cualquier centro erótico, y el municipio de Ámsterdam tiene como objetivo decidir una ubicación para fines de 2023.
Protestas contra la medida
En marzo, decenas de trabajadoras sexuales con máscaras y pancartas que decían "Salvemos el semáforo en rojo" confrontaron al alcalde en el ayuntamiento, diciendo que los planes dañarían sus medios de subsistencia y que no eran seguros.
El alcalde también fue acusado en la reunión de dañar a los Países Bajos al ahuyentar los negocios.
La disputa incluso involucró a la Agencia Europea de Medicamentos [EMA], que se ha opuesto enérgicamente al hecho de que dos de los sitios propuestos están cerca de su nueva sede en el sur de Ámsterdam.
La alcaldesa dijo estar convencida de que el centro erótico no representaría ningún peligro y que, de hecho, las trabajadoras sexuales estarían más seguras.
Las propias trabajadoras sexuales cuestionan la afirmación de Halsema.
"Si ya estás adentro, está bien, pero también tienes que salir con tus ganancias", dijo Michelle.
También argumentó que las 100 cabinas para trabajadoras sexuales en el centro erótico eran mucho menos que los 250 lugares en el Barrio Rojo.
Pero, con sus espacios dedicados al descanso, el arte, la cultura y el entretenimiento "erótico", el centro planificado podría ser beneficioso para algunos, siempre que el objetivo no sea cerrar el Barrio Rojo por completo, agregó.