Las fascinantes historias detrás de hermosas gemas y joyas mas icónicas, incluyendo las piedras preciosas «malditas», símbolos de famosos romances y relatos oscuros. Recientemente, el icónico diamante Koh-i-Noor fue noticia al convertirse en el centro de una historia sobre la próxima coronación del Rey Carlos. Además, Kim Kardashian adquirió recientemente un colgante de cruz que solía usar frecuentemente la Princesa Diana, por una suma considerable de £163,800. Se dice que la estrella de la televisión estadounidense está construyendo una colección de joyas para celebrar a las mujeres que la han inspirado, habiendo adquirido previamente el reloj Cartier Tank de Jackie Kennedy en 2017.
Helen Molesworth, curadora de joyas en el V&A de Londres, afirma que un pasado ilustre puede agregar un gran valor a una joya, especialmente si su propietario anterior era extremadamente glamoroso y tenía una colección de joyas, como la Princesa Margarita o Elizabeth Taylor. Si bien la calidad y la belleza estética de la joya son lo más importante, el prestigio del joyero que la creó también puede agregar valor, si es un diseñador conocido. Sin embargo, en general, es la procedencia de la pieza lo que la convierte en verdaderamente excepcional. Con el tiempo, algunas piedras preciosas notables y diseños excepcionales han adquirido historias que los han convertido en iconos indiscutibles o infames símbolos de conquista colonial o de amor devoto.
El crucifijo vistoso y brillante que adquirió Kim Kardashian, con sus amatistas de corte cuadrado y diamantes de 5,2 quilates, fue creado en los años 20 por el joyero londinense Garrard, una de las empresas favoritas de la difunta Diana, princesa de Gales, cuyo anillo de compromiso también fue diseñado por ellos. Sin embargo, el colgante nunca perteneció a Diana, sino que fue prestado en varias ocasiones por su amigo cercano y director general adjunto de Asprey & Garrard en ese momento, Naim Attallah, quien solo permitió a la princesa usarlo. Helen Molesworth, curadora de joyas en el V&A de Londres, considera que Kardashian es una propietaria adecuada para la pieza, ya que es una mujer que ha conseguido sus posesiones a través de su propio esfuerzo, lo que representa un signo de igualdad de clase y género en el mundo de la colección comercial.
El crucifijo es un ejemplo del estilo cada vez más empoderado de Diana durante la década de 1980, y representa un cambio en su elección de vestuario y joyas. Kristian Spofforth, jefe de joyería de Sotheby’s Londres, señala que el colgante inusual es un símbolo de la creciente confianza de la princesa en sí misma durante ese momento de su vida. Un ejemplo de su audacia fue cuando usó la cruz gigante en el baile benéfico de Birthright en octubre de 1987, combinándola con su propio collar de perlas y un dramático vestido de estilo isabelino en un tono púrpura complementario.
El diamante Black Orlov es una piedra rara en forma de cojín de 67,49 quilates con un tono metálico distintivo. Los diamantes cristalinos negros son notables en sí mismos, y su leyenda escalofriante lo hace aún más fascinante. Se cuenta que el diamante original en bruto de 195 quilates fue robado de un ídolo del dios hindú Brahma en un santuario del siglo XIX en la India. Desde entonces, se dice que está maldito y ha causado la muerte de su ladrón y el suicidio de tres de sus dueños, incluyendo una princesa rusa llamada Nadia Vygin-Orlov y un comerciante de diamantes.
Sin embargo, se han planteado dudas sobre la historia temprana del diamante, y se sabe que se cortó para formar tres gemas individuales en un intento por romper la maldición. Los poseedores posteriores del Black Orlov han escapado ilesos, y ahora se encuentra montado como un colgante con un borde de corona de laurel de diamantes.
Perla la peregrina
La perla La Peregrina es una de las joyas más famosas del mundo, conocida por su tamaño, forma y rica historia. Descubierto originalmente en el siglo XVI en el Golfo de Panamá, el raro y excepcionalmente grande molusco que produjo la perla fue enviado a España y presentado a Felipe II, quien luego lo presentó a su esposa María Tudor.
A lo largo de los siglos, la perla pasó por varias manos ilustres, incluidos los reyes y reinas españoles, y finalmente fue adquirida por el actor Richard Burton como regalo de aniversario para su esposa Elizabeth Taylor. La pareja encargó a la joyería Cartier que diseñara un collar de perlas y diamantes para la perla La Peregrina, lo que resultó en una de las joyas más icónicas del siglo XX.
La perla La Peregrina es conocida por su forma de pera perfecta, su tamaño inusualmente grande (aproximadamente el tamaño de un pulgar humano) y su rica historia, que incluye rumores de una maldición y numerosos dueños famosos. En la actualidad, la joya sigue siendo una de las más valiosas y reconocidas del mundo de la joyería.
El diamante Hope es una de las joyas más famosas y notables del mundo, tanto por su belleza como por su supuesta maldición. La piedra, de 45,52 quilates, tiene una historia fascinante que se remonta a la India del siglo XVII, donde se dice que fue robada del ojo de una estatua del dios hindú Sita. Desde entonces, ha pasado por las manos de varios propietarios notables, incluyendo a Luis XIV de Francia y a Henry Philip Hope, quien le dio su nombre actual.
Se dice que el diamante lleva una maldición, y que ha traído desgracia y tragedia a muchos de sus propietarios. Se cree que el diamante fue robado de su ubicación original en la India, y que la maldición se ha transmitido de generación en generación. Entre las historias más famosas de la maldición se encuentra la que involucra a la familia Hope, quienes se dice que perdieron toda su fortuna después de adquirir el diamante.
Además, algunos han sugerido que la maldición ha llevado a la muerte de varios propietarios y a la ruina financiera de otros. Aunque muchos no creen en la maldición, el diamante ha tenido una historia interesante y ha sido objeto de numerosas leyendas y mitos a lo largo de los años.
El brazalete de Pantera de Cartier es una joya icónica que perteneció a Wallis Simpson, la controvertida esposa del rey Eduardo VIII de Inglaterra, quien abdicó al trono en 1936 para casarse con ella. El brazalete fue creado por Cartier en la década de 1950 y presenta una pantera enroscada en oro blanco, negro y diamantes.
Se dice que Wallis Simpson era una gran admiradora de Cartier y de sus diseños, y que su esposo le compró varias joyas de la casa de alta joyería, incluyendo el brazalete de la Pantera. La pieza fue subastada en 2010 por la casa de subastas Sotheby’s por más de 4 millones de libras esterlinas, y sigue siendo una de las joyas más emblemáticas de Cartier y de la historia de la realeza.