El pasado domingo 10 de septiembre, el volcán Kilauea, situado en la isla de Hawái, entró en erupción con fuentes de lava de hasta 15 metros de altura. La erupción comenzó dentro del cráter Halemaumau, dentro del Parque Nacional de los Volcanes de Hawái.
El nivel de alerta para el volcán se elevó a rojo, lo que indica que hay una erupción significativa en curso o inminente.
Los drones, una herramienta para el estudio y la vigilancia volcánica
La erupción del Kilauea ha sido captada por varios drones, tanto de investigadores como de particulares. Estos han sobrevolado el cráter y sus alrededores para obtener imágenes espectaculares y valiosos datos científicos.

Los drones son una herramienta útil para el estudio y la vigilancia de los volcanes. Permiten acceder a zonas peligrosas o inaccesibles, capturar información térmica y visual, medir las emisiones de gases y crear modelos 3D del terreno.
Uno de los proyectos que utiliza drones para el estudio de los volcanes es el ABOVE (Aerial-based Observations of Volcanic Emissions), liderado por la Universidad de Bristol.
Este proyecto ha empleado drones equipados con sensores especializados para medir las emisiones de CO₂ de los volcanes Manam y Rabaul, en Papúa Nueva Guinea. Estos datos pueden ayudar a predecir la actividad volcánica y a comprender su impacto en el ciclo global del carbono.
Los riesgos de la lava y los gases
La erupción del Kilauea ha generado un flujo de lava que se ha extendido por unos 2 kilómetros desde el cráter hasta el sur. La lava ha quemado vegetación y ha alcanzado algunas carreteras, pero no ha afectado a ninguna zona poblada ni ha causado heridos.
Sin embargo, las autoridades han advertido a los residentes y visitantes que se mantengan alejados del área afectada por la lava, ya que puede ser peligrosa por su alta temperatura, su capacidad de cortar o quemar y su posible interacción con el agua.

Otro riesgo asociado a la erupción es la emisión de gases volcánicos, principalmente dióxido de azufre (SO2), que pueden causar irritación en los ojos, la nariz y la garganta, así como problemas respiratorios. Los niveles de SO2 han aumentado en algunas zonas cercanas al volcán, por lo que se recomienda a las personas con asma o enfermedades pulmonares que eviten la exposición a estos gases y que sigan las indicaciones de las autoridades sanitarias.
Datos interesantes sobre el volcán Kilauea
El volcán Kilauea es uno de los cinco volcanes que forman la isla de Hawái y uno de los más activos del mundo. Su nombre significa “escupir” o “extenderse mucho” en hawaiano, debido a sus frecuentes erupciones. Se estima que tiene entre 300.000 y 600.000 años de antigüedad y que ocupa una superficie de unos 1.500 km.
El Kilauea tiene dos zonas principales donde se producen las erupciones: la cumbre, donde se encuentra el cráter Halemaumau, y la zona de rift oriental, donde se forman fisuras por las que sale la lava.
La última gran erupción del Kilauea comenzó en 1983 y duró hasta 2018, siendo una de las más largas registradas. Durante este periodo, el volcán produjo unos 4.400 millones de metros cúbicos de lava, cubrió unos 150 km² de terreno y creó unas 260 hectáreas de tierra nueva.
El Kilauea es considerado un lugar sagrado por los nativos hawaianos, que creen que es la morada de Pele, la diosa del fuego y los volcanes. Según la leyenda, Pele llegó a Hawái huyendo de su hermana Namaka, la diosa del mar, y se instaló en el Kilauea, donde crea y destruye la tierra con su poder. Los hawaianos le ofrecen ofrendas y respeto a Pele, y le piden su protección y bendición.
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