
Las ejecuciones en Irán aumentaron un 75 % en 2022, según dos organizaciones de derechos humanos.
En su informe, Iran Human Rights (IHR) y Together Against the Death Penalty documentaron al menos 582 ahorcamientos el año pasado, denunciando lo que llamaron una "máquina de matar" destinada a "infundir miedo" en la población.
A partir de septiembre de 2022, Irán se vio sacudido por protestas masivas contra el gobierno provocadas por la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, quien fue arrestada por presuntamente violar el estricto código de vestimenta del país.
Las autoridades reprimieron violentamente el movimiento, asesinando a más de 522 y arrestando a casi 20.000, según un informe de enero de la Agencia de Noticias Activistas de Derechos Humanos con sede en Estados Unidos.
Cuatro personas han sido ahorcadas hasta ahora en relación con la disidencia, aunque el informe sugiere que 100 detenidos están en el corredor de la muerte o enfrentando cargos capitales. Sin embargo, la mayoría de las ejecuciones del año pasado fueron por motivos criminales, no estrictamente políticos.
"Una vez más [la pena de muerte ha sido] utilizada como herramienta definitiva de intimidación y opresión por parte del régimen iraní para mantener la estabilidad de su poder", dijeron las ONG en un comunicado conjunto.
"Para infundir miedo entre la población y los jóvenes manifestantes, las autoridades han intensificado las ejecuciones de presos condenados por motivos distintos a los políticos", añadió el director del IHR, Mahmood Amiry Moghaddam.
“Para detener la máquina de muerte puesta en marcha por el régimen iraní, la comunidad internacional y la sociedad civil, estén presentes o no, deben mostrar activamente su oposición cada vez que se ejecuta a una persona en el país”, continuó.
Además de las ejecuciones, las fuerzas de seguridad han sido acusadas de cegar deliberadamente a los manifestantes disparándoles en la cara y utilizando armas de combate , como ametralladoras, contra manifestaciones, especialmente en zonas de minorías.
También han circulado denuncias generalizadas de violación y agresión sexual por parte de funcionarios en los centros de detención.
Según el informe, la pena de muerte se utiliza desapasionadamente contra las minorías étnicas y religiosas de Irán, como kurdos, turcos, árabes y baluchis.
Detalla que la minoría baluchi representa el 30% de todas las ejecuciones, mientras que representa solo del 2 al 6% de la población.
La pena de muerte es "un medio de presión y, más ampliamente, una palanca represiva para manejar los problemas sociales del país", dijeron los autores.
Su informe encontró que el número de ejecuciones por narcotráfico aumentó considerablemente, lo que equivale a casi la mitad del número total registrado el año pasado.
La cifra es el doble de la cantidad de 2021 y diez veces la de 2020.
Las ONG detrás del informe denuncian la inacción de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC)
"La falta de respuesta de la UNODC y sus países afiliados no envía el mensaje correcto a las autoridades iraníes", dijo el director de Juntos contra la Pena de Muerte, Raphaël Chenuil-Hazan.
"La abolición de la pena de muerte por delitos relacionados con el narcotráfico debe establecerse como una condición indispensable para la futura cooperación entre UNODC e Irán".