“En China, que está por delante del mundo en protocolos de bloqueo, hay un juego constante del gato y el ratón”, dice Shakirov. “En Rusia nos espera la misma historia”. El Kremlin, por supuesto, no se da por vencido en su represión. En septiembre de 2022, Roskomnadzor, el principal organismo gubernamental responsable de la censura en Internet, anunció que bloquearía seis servicios populares de VPN, incluidos ExpressVPN y NordVPN. Esto fue seguido en marzo de 2023 por anuncios de que las VPN que se negaran a proporcionar datos a las agencias de inteligencia nacionales serían bloqueadas en Rusia, así como propuestas para restringir las herramientas de anonimización como los números de teléfono virtuales. La aplicación de mensajería Telegram, que experimentó un fuerte aumento de popularidad en Rusia después de la invasión, ha estado ofreciendo números de teléfono virtuales desde diciembre de 2022.
Aunque los servicios anticensura como Lantern, Psiphon y Tor siguen funcionando en Rusia, aunque con algunas interrupciones, las autoridades han tenido éxito en gran medida en su lucha contra las VPN, dice Shakirov. “El destino de estas VPN públicas masivas en Rusia ahora no parece brillante con la pila de tecnología actual”, dice.
A diferencia de las VPN comerciales que enrutan a los usuarios a través de los servidores de la empresa, que se pueden bloquear, Amnezia VPN facilita que los usuarios compren y configuren sus propios servidores. Esto les permite elegir su propia dirección IP y usar protocolos que son más difíciles de bloquear.
Pero a medida que se bloquean docenas de redes privadas virtuales, lo que deja a los usuarios luchando por mantener su acceso a información gratuita, los activistas y desarrolladores locales están ideando nuevas soluciones. Uno de ellos es Amnezia VPN, un cliente VPN gratuito y de código abierto. Apenas unos días después de que las tropas rusas se dirigieran hacia Kiev, la capital de Ucrania, Vladimir Putin firmó una ley que penaliza la difusión de información "falsa" sobre la guerra, con una pena de hasta 15 años de prisión. La mayoría de los medios de comunicación independientes ahora están bloqueados, y los editores y periodistas terminan en prisión, lo que deja a los rusos con propaganda estatal. Las autoridades rusas han estado intentando controlar herramientas como VPN y servidores proxy anónimos durante años, incluso mediante la introducción de una ley que regula estas herramientas en 2017. Sin embargo, desde la invasión rusa de Ucrania, el Kremlin ha intensificado sus esfuerzos para controlar la información.