Las playas españolas son uno de los destinos preferidos por los turistas, extranjeros y locales, para disfrutar del sol, el mar y la arena. Sin embargo, en los últimos años se ha registrado un aumento de la presencia de un organismo marino que puede arruinar el día a cualquiera que se cruce con él: la carabela portuguesa.
¿Qué es la carabela portuguesa?
La carabela portuguesa (Physalia physalis) no es una medusa, aunque lo parezca. Se trata de una colonia flotante de pólipos que se especializan en diferentes funciones: flotar, alimentarse, reproducirse y defenderse.
Tiene una vela gelatinosa de color azul o violeta que puede medir entre 15 y 30 cm y que le permite desplazarse por la superficie del agua impulsada por el viento. De su cuerpo cuelgan unos tentáculos que pueden llegar a medir hasta 50 metros, aunque lo normal es que ronden los 10 metros.
Estos tentáculos están llenos de células urticantes llamadas cnidocitos, que contienen unas estructuras punzantes llamadas nematocistos, que son las responsables de la picadura.
La carabela portuguesa se alimenta de pequeños organismos acuáticos como peces y plancton, que captura y paraliza con sus tentáculos. Se suele encontrar en mar abierto, en las aguas cálidas de los océanos Pacífico e Índico, así como en la corriente del Golfo atlántica.
Sin embargo, a veces las corrientes marinas y los vientos la acercan a las costas, donde puede suponer un riesgo para los bañistas.
¿Por qué se considera preocupante la carabela portuguesa?
La carabela portuguesa asusta por su aspecto y por el dolor que produce su picadura. Su vela tiene unos colores llamativos que contrastan con el azul del mar, lo que la hace fácilmente visible.
Sus tentáculos son largos y finos, y pueden enredarse alrededor del cuerpo de una persona o de un animal. Su picadura es muy dolorosa y puede causar síntomas como enrojecimiento, inflamación, ardor, picor, ampollas, náuseas, vómitos, mareos, fiebre o dificultad para respirar.
En algunos casos, los más graves, es capaz de provocar reacciones alérgicas graves o incluso la muerte.
La carabela portuguesa puede picar incluso cuando está muerta o cuando sus tentáculos se han separado del cuerpo. Por eso, se recomienda evitar el contacto con cualquier parte de este organismo, tanto dentro como fuera del agua.
Entonces: ¿Qué hacer si le pica una carabela portuguesa?
Si se sufre una picadura de carabela portuguesa, lo primero que hay que hacer es salir del agua y pedir ayuda médica. Mientras tanto, se pueden seguir estos pasos para aliviar el dolor y evitar complicaciones:
- No frotar ni rascar la zona afectada.
- No aplicar agua dulce, alcohol, amoníaco ni vinagre.
- Lavar la zona con agua salada o suero fisiológico.
- Retirar los restos de tentáculos con unas pinzas o con un objeto rígido como una tarjeta de crédito.
- Aplicar frío local con una bolsa de hielo envuelta en un paño o con una compresa fría.
- Tomar un analgésico o un antihistamínico según las indicaciones del médico.
- Vigilar la evolución de los síntomas y acudir al hospital si empeoran o si aparecen signos de alergia.
Es posible prevenir las picaduras de carabela portuguesa
La mejor forma de prevenir las picaduras de carabela portuguesa es evitar el baño cuando haya aviso de su presencia en la zona. También se puede usar ropa protectora como camisetas, pantalones o trajes de neopreno, que cubran la mayor parte del cuerpo.
Otra opción es usar un calzado adecuado para la playa, que proteja los pies de posibles contactos con los tentáculos. Hay diferentes tipos de calzado para la playa, como chanclas, sandalias, escarpines o zapatillas de agua, que se pueden elegir según el gusto y la comodidad de cada uno. Lo importante es que sean resistentes al agua, que se ajusten bien al pie y que no se resbalen.
El calzado para la playa no solo sirve para prevenir las picaduras de carabela portuguesa, sino también para evitar cortes, rozaduras o quemaduras por otros objetos o animales que pueda haber en la arena o en el agua. Además, el calzado para la playa puede ayudar a caminar mejor por superficies irregulares o resbaladizas, y a mantener los pies limpios e higiénicos.
Diviértete, pero siempre atento a lo que puedas encontrar es tu visita a la playa. Así, podrás disfrutar del mar con tranquilidad y sin riesgos.